lunes, 1 de diciembre de 2008

Esten despiertos...


Mt 24,37-44.....En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Un día la historia apasionante de los hombres terminará, como termina inevitablemente la vida de cada uno de nosotros. *Los evangelios ponen en boca de Jesús un discurso sobre este final, y siempre destacan una exhortación: «vigilad», «estad alerta», «vivid despiertos».
*Las primeras generaciones cristianas dieron mucha importancia a esta vigilancia. El fin del mundo no llegaba tan pronto como algunos pensaban. Sentían el riesgo de irse olvidando poco a poco de Jesús y no querían que los encontrara un día «dormidos».
*Han pasado muchos siglos desde entonces. _¿Cómo vivimos los cristianos de hoy?, _¿seguimos despiertos o nos hemos ido durmiendo poco a poco? _¿Vivimos atraídos por Jesús o distraídos por toda clase de cuestiones secundarias? _¿Le seguimos a él o hemos aprendido a vivir al estilo de todos?
*Vigilar es antes que nada despertar de la inconsciencia. Vivimos el sueño de ser cristianos cuando, en realidad, no pocas veces nuestros intereses, actitudes y estilo de vivir no son los de Jesús.
*Este sueño nos protege de buscar nuestra conversión personal y la de la Iglesia. Sin «despertar», seguiremos engañándonos a nosotros mismos.
*Vigilar es vivir atentos a la realidad. Escuchar los gemidos de los que sufren. Sentir el amor de Dios a la vida. Vivir más atentos a su venida a nuestra vida, a nuestra sociedad y a la tierra. *Sin esta sensibilidad, no es posible caminar tras los pasos de Jesús.*Vivimos inmunizados a las llamadas del evangelio. Tenemos corazón, pero se nos ha endurecido.
*Tenemos los ojos abiertos, pero no escuchamos lo que Jesús escuchaba. *Tenemos los ojos abiertos, pero ya no vemos la vida como la veía él, no miramos a las personas como él las miraba. Puede ocurrir entonces lo que Jesús quería evitar entre sus seguidores: verlos como: «ciegos conduciendo a otros ciegos».
*Si no despertamos, a todos nos puede ocurrir lo de aquellos de la parábola que todavía, al final de los tiempos, preguntaban: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o extranjero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?»
QUE DIOS LOS BENDIGA!! Y ABRA NUESTROS CORAZONES PARA ESTAR DESPIERTOS Y ATENTOS A LA LLEGADA DE NUESTRO SEÑOR!!

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